Gracias por tu respuesta, creo que es importante dar a entender por qué estas escenas están completamente injustificadas de la manera que se exponen y que quienes así lo defendemos no lo hacemos por cuestiones de militancia fanática o por una simple pataleta..
Muchas lesbianas estamos muy hartas y muy indignadas de escuchar tantas alabanzas sobre esta película. Si alguien quiere hacer porno, que lo haga, pero que no lo justifique haciendo ver que defiende algo o a alguien y sobre todo que se atreva a llamarlo por su nombre y a no disfrazarlo de otra cosa. Está claro que a los hombres heterosexuales el tema lésbico les encanta y les atrae muchísimo, pero se les ve mucho el plumero para que luego lo nieguen con tanta hipocresía… Lo que ha rodado Kechiche no es arte, es simplemente pornografía para canalizar sus propias fantasías y disfrazarlas a través de tres horas de “pasión”, “filosofía de los cuerpos” y “sensibilidad”, y si algo me molesta especialmente en esta vida es que traten de venderme una moto falsa o que quieran hacerme comulgar con ruedas de molino.
El tema de la justificación a toda costa del sexo explícito me parece muy cansino de puro evidente. Es más: creo que forma parte de una corriente pseudoprogresista que confunde tías en pelotas con apertura de mente. Y no me lo trago: una tía desnuda en una peli de autor está tan desnuda como una tía desnuda en una peli de Pajares. De hecho, la actitud del cine de Pajares me parece más honesta que la de Kechiche…
En ningún momento digo que el sexo sobre en una película o que haya que taparlo. El sexo puede ser explícito y necesario en una película, claro que sí, pero cuando se muestra de manera tan evidentemente morbosa, degenerada (con respecto al cómic) y vulgarizada como aquí pues sí, me sobra, porque ver unas tijeras de 10 minutos no creo que me aporte nada al resto del argumento, ni a mí ni a nadie, salvo mera excitación o morbo… eso es lo indignante, que en ellas el director está lejos de ser ingenuo o esteta al haberlas rodado, sino morboso. Nuestra indignación (mía y de muchas lesbianas) radica en el hecho de que la mirada de este director es bastante hipócrita, porque nos quiere vender unas escenas sexuales supuestamente filmadas con realismo, belleza y sensibilidad cuando lo que vemos es pura recreación pornográfica con fines comerciales. El sexo lésbico vende, y eso el director lo sabía y por eso lo ha explotado, por eso todas las justificaciones de estas escenas nos parecen cuentos y engaños bastante perversos. No digo que sea tu caso, pero creo que muchos tíos han visto la peli sólo buscando las escenas porno, es más, esas escenas ya aparecen insertadas desgraciadamente en muchas páginas porno de internet o incluso el vídeo entero de 10 minutos se puede encontrar fácilmente si se quiere ver porno lésbico…
Eso es lo triste. Nos ha costado mucho que a las lesbianas se nos respete (y aún nos sigue costando diariamente) para que nos tengamos que ver expuestas de este modo y se nos visibilice sólo para fomentar el mito erótico frente al público mayoritariamente masculino, lo cual además resulta de muy mal gusto y muy frustrante, porque sentimos que es como si al exponer nuestro disgusto nos increparan: “¡Encima que os visibilizamos y de una manera artística además, os quejáis cuando deberíais aplaudir, sois unas histéricas y unas puritanas!”. Es casi como cuando las mujeres se ven “obligadas” a agradecer ese piropo que reciben por la calle sin haberlo pedido. Sinceramente creo que el día que veamos penes en pantalla con la misma frecuencia con que vemos coños y tetas podremos empezar a hablar de igualdad… y hasta que no vea una película de este mismo director que se recree durante diez minutos en dos hombres gays practicando un “justificadísimo” y “bellísimo” sexo anal seguiré pensando que Kechiche es un vulgar onanista y sólo ha buscado plasmar su propia fantasía.
El arte, al menos como yo lo entiendo, y el verdadero talento de un director, está en su capacidad para mostrar algo verídico sin tener que echar mano de los recursos más fáciles, sino sugiriéndolos o al menos no haciéndolos tan absurdamente explícitos. La película habría ganado así en fuerza, poder de sugerencia, universalidad y sobre todo mensaje, sin quedarse en una superficialidad tan vacua y concesiva. Pero claro, sin estas escenas tan provocadoras no habría causado tanto entusiasmo en la crítica, de hecho habria pasado bastante desapercibida. No puedo por ello dejar de pensar que la de Kechiche es una visión muy cosificadora, aprovechada y morbosa sobre las lesbianas y que con el diamante que tenía entre las manos podría haber hecho una obra verdaderamente maravillosa pero se quedó en lo fácil, lo cual me parece muy triste. Existen multitud de alternativas y estrategias a la hora de comercializar una obra. Implicar y ofender a una serie de personas, e incluso a la autora de la obra literaria, es un mal recurso que demuestra, además, mucha prepotencia e interés por parte del director, preocupado más en vender un producto por el camino más burdo y facilón, reduciéndolo a un mero espectáculo morboso para llamar la atención, que en extraer y saber plasmar un mensaje más profundo.